jueves, 1 de diciembre de 2011

Dejarlos marchar...

Dejar partir es uno de los trances más difíciles de la vida. Hay que empezar a hacerlo cuando, al nacer, el bebé debe permanecer en el hospital un día o dos más que la madre, quien naturalmente pensaba llevarse ese paquetito de felicidad a su casa.
Años más tarde, aprendemos a dejar partir a los niños a la guardería o a la escuela. A los papás parece que los afectan menos las despedidas, puesto que son muchos los que deben irse antes de que los niños suban ilusionados al autobús escolar en su primer gran día. Si bien son pequeños traumas, de algún modo constituyen una preparación para que los padres no piensen que sus hijos estarán siempre con ellos.
Una de las reacciones ante la muerte de un ser querido es la necesidad de una señal de vida del hijo que se fue. Queremos tocarlo una vez más, ver su sonrisa, escuchar su voz, pero sobre todo necesitamos saber que está bien y que no se siente solo como nosotros.

U otro trance, prolongar la enfermedad, el sufrimiento y la muerte.
Como Derek, de once meses. Se pasó toda su vida en la unidad de cuidados intensivos. Al parecer contrajo una estreptococia al nacer.

Un día, los médicos decidieron hacer una reunión para tomar una decisión sobre el respirador. Por primera vez sus padres estuvieron de acuerdo en que era hora de dejar que Derek y Dios decidieran sobre su vida. "Decidimos que el día de su cumpleaños, el 30 de mayo, lo sacaríamos del respirador y lo llevaríamos por primera vez afuera. Si quería morir, en la paz de nuestros brazos, se había ganado con creces ese derecho.
Nos parecía que habíamos tomado la decisión acertada. Pero Dios, con su sabiduría, y Derek, con su amor, nos hicieron comprender que él no nos pertenecía, sino que, al igual que una mariposa, era libre".


http://elmistico.com.ar/elizabeth_kubler-ross/los_ninos_y_la_muerte/dejarlosmarchar_cap11.htm

Dar corazon para blog, blogger

No hay comentarios:

Publicar un comentario